miércoles, 21 de noviembre de 2012

Sobre líderes y oposición





Publicada en la columna Correo de La Prensa del 21-11-2012 como Liderazgo opositor

Señor director:

Es cierta la inexistencia de líderes en la oposición, pues la generalidad del arco político no advierte que la única forma de minimizar la pobreza es la creación de riqueza ejercitando los derechos inalienables a las personas establecidos en la Constitución.  La posición es sostenida por los llamados progresistas, denominación que engloba a un abanico de aprovechados formado por políticos buscadores de remunerativos  puestos públicos, por  sindicalistas amantes de leyes corporativas del fascismo italiano, artistas cegados ante los mitos como Castro, Morales, Lumumba y el “Che”, deportistas afines al poder de turno; religiosos desconocedores del bíblico “El que no trabaja, no come”; intelectuales repetidores de Marx,  Lenin, Chomsky y Gramsci; empresarios  incapaces de competir en el mercado global. 

Por otra parte no es cierta la afirmación de  la falta de oposición, pues ella, está formada por millones de personas que por un lado rechazan muchos el modelo y por el otro comparten los deseos de las variadas formas de libertad que establece el artículo 14º de la Constitución Nacional. Los paladines y adláteres del progresismo desconocen además que las personas tenemos necesidades físicas o inmanentes  como las fisiológicas, e inmateriales o trascendentes como las de seguridad por la vida y la de los suyos, de afiliación a grupos humanos afines a sus intereses, de reconocimiento de su ser como persona capaz de crear y de autorrealización centrada en valores que no se  alcanzan con autoritarias leyes o decretos.


jueves, 15 de noviembre de 2012

Propuesta clara del "13S" y del "8N" porque el pueblo sabe



Propuesta clara
Publicado en la columna Correo de La Prensa del 15-11-2012

Señor director:

De las falacias cotidianas que brotan de figuras gubernamentales sobresale la que dice que las concentraciones del pasado “13S” y “8N” no tenían una propuesta clara y uniforme, ignorando que la ciencia psicológica ha mostrado que por lo general, la gente sabe lo que no quiere, pero no tiene claro lo que desea. El más sencillo ejemplo de lo señalado lo da el comensal que ante el menú sabe bien la comida que no apetece, pero no tiene claro cual comerá. Los asistentes a las distintas plazas del país tenían claro que no deseaban: 1) la inseguridad que pone en peligro la vida ciudadana, 2) la inflación que corroe los ingresos salariales de las clases más bajas, los jubilados y los pensionados, 3) la libertad de comerciar que impide la creación de riqueza, 4) el autoritarismo del Ejecutivo que no admite el disenso de propios o ajenos, 5) la mentira en la información del Indec,  6) la corrupción en las esferas gubernamentales, 7) un Congreso como “escribanía” del ejecutivo, 8) la existencia de jueces previcatores,  8) el incumplimiento de la artículo 14º de la Constitución, 9) la no re-reelección, 9) la agresividad hacia quien piensa distinto, 10) el sarcasmo y descalificación permanente hacia toda disidencia, 11) la negación constante de los problemas del pueblo, 12) la creencia que anunciar es gobernar, 13) el uso de la cadena nacional para desinformar a la población, 14)  la malversación de fondos. Los que no saben lo que la gente no quiere, son los integrantes de los tres poderes del gobierno nacional, pues el pueblo si  sabe.

jueves, 1 de noviembre de 2012

Políticas ante catástrofes naturales



Daños naturales
Publicado en la columna Correo de La Prensa el 1º.11.2012
Fue remitido como “Políticas ante catástrofes naturales”

El millonario número de damnificados por la catástrofe natural en Estados Unidos y los seis mil en la ciudad de Buenos Aires y  el cono urbano por el temporal pasado, nos lleva primero a recordar a Victor Hugo cuando expresó: “Produce una inmensa tristeza pensar que la naturaleza habla mientras que el género humano no escucha”, pues por pensar omnipotentemente, nos olvidamos de sentir a Dios; en segundo término, ver el amplio número de medidas gubernamentales estadounidenses para minimizar los daños tanto a personas  como a bienes, y mientras  en estas latitudes  todo se usa políticamente, por ejemplo no ayudando al adversario  en su propósito de evitar  el desborde del arroyo Vega, que se concretaría con obras que eliminarían las inundaciones en los barrios de Palermo y Belgrano, y se financiarían con un crédito del Banco Mundial, necesitado de un aval de la Nación, hasta ahora ha  negado. 

El mismo presidente Obama ante la catástrofe por la supertormenta Sandy dijo ahora importa la gente, no el acto el próximo acto electoral, mientras aquí se emplean los resultados de la catástrofe natural como elemento verbal de campaña política, olvidando que “El gran líder no es aquel que hace grandes cosas, sino aquel que  impulsa a los demás a hacer grandes cosas”, como bien dijo Donald Reagan. 

En síntesis basta de palabras buscadoras de efectos mediáticos, para pasar a obras que los pueblos necesitan y solucionan los problemas que los subsidios y las vacuas expresiones gubernamentales no logran, ni atienden a la calidad de vida que merecen los ciudadanos de toda nación.

Orígenes de los derechos inalienables




Concretar el grupo humano desde los más remotos tiempos fue el resultado de un largo proceso, iniciado cuando determinadas  de personas comenzaron a juntarse para acrecentar su seguridad, ante el sentimiento del peligro de vivir en un medio hostil y el descubrimiento de “no estoy solo, hay otro u otros”. Podemos imaginar estas primeras relaciones sin tener presencia física ni documental, del mismo modo que la física intuyó leyes como de la gravedad, las fuerzas electromagnéticas, las fuerzas fuertes y débiles que rigen el mundo de las grandes masas y el  atómico, sin ver el átomo ni el Big Ban.  Así pensamos que en ese acercamiento por el impulso a la asociación, surgió  la norma, reglando para cada situación humana las pautas para en armonía y mutuo respeto convivir en las diversas actividades individuales o colectivas.

      ¿Cuáles?  Podemos pergeñar  que la primera  fue “No te haré nada que no deseo que tu me hagas a mi”, regla de oro que aparece en siete religiones surgidas en distintas áreas geográficas de la Tierra, y que por orden alfabético detallamos: 1) Cristianismo: Hagan por los demás, lo que queremos que los hombres hagan por nosotros 2) Budismo: No ofendas a los demás como no quisieras verte ofendido 3) Brahmanismo: No hagas a otros lo que te dolería si te lo hiciesen a ti. 4) Confucianismo: No debemos hacer a los demás lo que no deseamos que nos hagan a nosotros 5) Islamismo: Ninguno será verdadero creyente a menos que desee para su hermano lo mismo que desea para sí mismo. 6) Judaísmo: Lo que no quieres para ti, no lo quieras para tu prójimo. 7) Taoismo: Sean para ti como tuyas las ganancias de tu prójimo y como tuyas todas las pérdidas. Que además vemos expresadas también por hombres de diferentes épocas y etnias en el libro “La filosofía Perenne” de Aldous Huxley  

Y cuál era eso que  a pesar de estar normado, se quebranta desde los más lejanos tiempos:
1) Aceptar que cada derecho deviene de un previo deber.
2) Aceptar las opciones del otro, del que emerge el derecho a la libertad.
3) Aceptar el deseo de vivir del otro, del que emerge el derecho a la vida.
4) Aceptar que lo cada uno hizo, encontró, realizó no es propio del autor, del que emergerá el derecho a la propiedad.
5) Aceptar que cada uno resuelva como estar mejor., del que emerge el derecho a la búsqueda de la felicidad.

Estos principios los sentían los  primeros hombres  como propios y  además lo veían que los niños los empleaban, en sus juegos donde cada uno quería optar por hacer lo que deseaba, que cada uno se defendía si era atacado por el otro, donde cada uno sentía como propio el caracol, la piedra o el animalito encontrado o la montaña de tierra que sus manos habían hecho, como también que cada uno de los pequeños tenía una forma de ser feliz, caminando, subiendo a un árbol, cazando o mojándose en las aguas cercan as.

Estos principios devenidos en derechos inalienables entre las personas, también los observaban en los animales, que por su libertad andaban por donde querían o escapaban de los cercos de piedras o maderas donde estaban prisioneros,  que defendían su vida ante el depredador, o echaban a aquel que invadía su nido o que deseaba ocupar su habitad, y por último los animales mostraban en sus conductas apetitivas una preferencia en encontrar lo placentero., en síntesis los animales mostraban una conducta preferida para vivir.

También en tiempos pretéritos cuando una tribu conquistaba a otra, los vencidos tenían no ya los derechos inalienables, sino los que devenían del contrato social impuesto, que les imponía a los hombres ser eslavos, a las mujeres ser mancebas y a los bienes ser de los vencedores, debiendo contentarse con lo pocop que se les de.

Tenemos así dos formas de gobierno, los que respetan los Derechos inalienables; siendo dirigidos primero por caciques, venerables y ahora por estadistas y políticos con mayúsculas que proveen mejor calidad de vida a las comunidades (Reducida burocracia, buena moneda, bajo desempleo, baja tasa de pobreza e indigencia,  baja natalidad, alta distribución de la riqueza, atención a la salud y la educación, óptima estructura productiva y tecnológica, y creadora de riqueza). Por ejemplo EE.UU. Canadá, Nueva Zelanda, Australia, Chile y muchos países de la Unión europea, dirigidos por gobiernos representativos, federales y republicanos  que en resumen crean un círculo virtuoso, o círculo de los fabricantes de riqueza por tener límites rn el ejercicio del poder.


Por el otro lado tenemos los gobiernos que no respetan los derechos inalienables y se rigen por los derechos que el Estado por Contrato social les otorga a los ciudadanos, dirigidos por demagogos o políticos con minúsculas que generan baja calidad ciudadana para sus sociedades (Gran burocracia, mala moneda, alto desempleo, alta tasa de pobreza e indigencia, alta tasa de natalidad y mortalidad infantil, magra distribución de la riqueza, pobre o nula atención al educación y a la salud, deficiente estructura productiva y tecnológica, pobre creación de riqueza) . Por ejemplo nuestra República Argentina, con casi toda América Central y del Sud y África, dirigidos por gobiernos demagogos, centrales y autoritarios, que en resumen gestan un círculo vicioso de fabricantes de miseria por falta de límites al poder que anula la capacidad creadora de las personas. Gobiernos que a la indisoluble díada poder-sociedad, la llamaron Estado-sociedad para de manera subliminal al escribirlos el primero con mayúsculas y el segundo con minúsculas, maximizan al primero y minimizan al segundo, hecho que en el lenguaje no se da en las comunes díadas médico-paciente, esposo-esposa, maestro-alumno, proveedor-cliente, volviendo a los presidentes de las repúblicas en Reyes por mandato devenido del Contrato Social de Rousseau o de los derechos de los déspotas al decir  de Hobbes.

Los derechos inalienables son fruto de la naturaleza humana, negar esa fuente y actuar contra sus postulados al derecho a la vida, a la libertad, a la propiedad y a la búsqueda de la felicidad,  es coartar  la calidad de vida de los ciudadanos invocando derechos que no emergen de un deber, pues como muy bien escribió   Alexis Carrell “Nuestros antepasados de la Revolución Francesa creían sinceramente en la existencia de los derechos del hombre y del ciudadano. No sospechaban que tales derechos nunca han sido comprobados por la observación, son tan sólo construcciones del espíritu. En verdad, el hombre no tiene derechos pero tiene necesidades. Estas necesidades son observables y mensurables. Para el éxito en la vida es necesario que sean satisfechas”. Pero lamentablemente los demagogos de ayer y de hoy los pisotean fabricando pobreza en la vida de la ciudadanía.