sábado, 11 de junio de 2016

Caos lensinista


Los reclamos de  manifestantes encapuchados blandiendo palos llamando a la resistencia popular en muchos lugares del país especialmente en la ciudad de Buenos aires, tienen como convocantes a organizaciones como Quebracho y Barrios de Pie, y líderes como Milagros Sala, Luis D Elía y Fernando Luis Esteche, que tienen por doctrina consciente o inconsciente estos principios de acción  recomendados por Lenin:
       
1)  El propagandista debe usar el desempleo para explicar la naturaleza de la crisis capitalista; el agitador debe mostrar la muerte de un desempleado. El capitalismo refleja la falta de sensibilidad, ante la contradicción entre el crecimiento de la riqueza y el incremento de la pobreza.

2)   Debemos apoyar con las luchas callejeras demandas que no tienen ninguna posibilidad de resultados. La cosa principal es la propaganda y la agitación en todos los estratos sociales. Nuestra tarea es utilizar cualquier manifestación de descontento, no importa cuán pequeña sea.

3) La exposición económica es la declaración de guerra contra los propietarios de las empresas.- Nuestro negocio como publicistas de la Social Democracia es profundizar y expandir la lucha y la agitación política. Hay que estar en contra de la libertad de crítica. No se negocian los principios ni se hacen concesiones teóricas. Se debe usar la acción policial para darle a la lucha económica carácter  político.

Ideario destinado  a hostigar como con de la Rúa al  gobierno republicano de Macri para imponer la ideología marxista leninista. Ante esta situación seamos censores de esas prácticas y sostenes críticos de un macrismo que no puede en seis meses arreglar el desaguisado de cuarenta y ocho meses de políticas contra la República, a espaldas de la Constitución y sin calidad de vida para la ciudadanía.


Conscripto mártir



 Es cierto que para saber hacia dónde vamos, debemos saber de dónde venimos, como muy bien nos enseñó nuestro filósofo García Venturini. Ello me hace recordar que el 9 de junio de 1956, los sublevados que intentaron apoderarse del cuartel de La Tablada encontraron su acceso custodiado por el conscripto Eduardo Yurman,  que velaba la entrada al regimiento, no como voluntario en la carrera de las armas, sino cumpliendo con la ley nacional de Servicio Militar Obligatorio. Por ello aquella madrugada Eduardo Yurman estaba allí para cumplir la consigna con lealtad, no permitiendo el acceso de extraños ni por ende de insurrectos, motivo por el cual recibió la muerte por parte de las balas de  los insurgentes. Acción que provocó la movilización del cuartel,  y detuvo a quienes los iban a copar,  sobre los que luego cayó la severa ley militar en vigor. De las cuatro fuerzas que mueven el hacer humano,  el miedo, el odio, el deber y el amor, Yurman sentía el amor a la patria y el odio a los subversivos. Situación que muchas veces se repitió en nuestro  pasado, al  que debemos mirar no para reivindicar la venganza, sino con serenidad recordando a quienes, con su sangre nutrieron la Patria de hoy. Por eso, a 60 años del infausto suceso cabria recordarlo para cimentar el futuro en la unidad que establece el Preámbulo de la Constitución Nacional, deseando que  los legisladores recojan el dato y sancionen esa fecha como “Día del conscripto Eduardo Yurman”.