Daños
naturales
Publicado en la columna
Correo de La Prensa
el 1º.11.2012
Fue remitido como “Políticas
ante catástrofes naturales”
El millonario
número de damnificados por la catástrofe natural en Estados Unidos y los seis
mil en la ciudad de Buenos Aires y el
cono urbano por el temporal pasado, nos lleva primero a recordar a Victor Hugo
cuando expresó: “Produce una inmensa
tristeza pensar que la naturaleza habla mientras que el género humano no escucha”,
pues por pensar omnipotentemente, nos olvidamos de sentir a Dios; en segundo
término, ver el amplio número de medidas gubernamentales estadounidenses para
minimizar los daños tanto a personas como
a bienes, y mientras en estas
latitudes todo se usa políticamente, por
ejemplo no ayudando al adversario en su
propósito de evitar el desborde del
arroyo Vega, que se concretaría con obras que eliminarían las inundaciones en
los barrios de Palermo y Belgrano, y se financiarían con un crédito del Banco
Mundial, necesitado de un aval de la
Nación, hasta ahora ha negado.
El mismo presidente Obama ante la
catástrofe por la supertormenta Sandy
dijo ahora importa la gente, no el acto el próximo acto electoral, mientras aquí
se emplean los resultados de la catástrofe natural como elemento verbal de
campaña política, olvidando que “El gran líder no es
aquel que hace grandes cosas, sino aquel que
impulsa a los demás a hacer grandes cosas”, como bien dijo Donald
Reagan.
En síntesis basta de palabras buscadoras de efectos mediáticos, para
pasar a obras que los pueblos necesitan y solucionan los problemas que los
subsidios y las vacuas expresiones gubernamentales no logran, ni atienden a la
calidad de vida que merecen los ciudadanos de toda nación.
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