jueves, 8 de septiembre de 2011

Por otra amnistía (La 28º Amnistía en nuestra República Argentina)


Publicada por el diario La Nueva Provincia  de Bahía Blanca, el 13 de octubre de 2003

Nuestra República golpeada por una crisis que abarca lo político, social, económico, educacional, institucional, familiar y personal debe salir mirando hacia delante como lo han hecho todas las naciones del Mundo, para ganar el futuro de las generaciones y no alucinarse con imágenes del pasado.
Así como desde 1811 distintas formas de gobierno sancionaron veintisiete amnistías recogiendo el deseo de paz de los habitantes de esta Nación, hoy el Poder Legislativo Nacional, debe dictar la 28ª Amnistía Argentina, para centrar el esfuerzo de todos en procurar la consecución del bien común.
Recordemos que amnistía es por ley el olvido de los delítos políticos, incluyendo muchas veces graves crímenes, trazando una raya que deje atrás los luctuosos hechos anteriores a 1955 que mataron, incendiaron templos, organismos partidarios de la Unión Cívica Radical y del Socialismo, bibliotecas, entes privados como el Jockey Club, la quema de la bandera; los 684 asesinatos terroristas entre 1950 y 1976; los crímenes de la Triple A con cerca de 986 desapariciones por 1975; los crímenes terroristas del ERP, Montoneros y Fuerzas especiales entre 1970 y 1980;  las mismas desapariciones entre 1976-1982.
Esta 28ª amnistía seguiría los ejemplos de lo cumplido y legislado por países como España con un millón de muertos entre republicanos y franquistas; de Francia por los hechos en Argelia, donde es reconocida la existencia de crímenes horrendos, donde hasta la tortura estuvo presente; de Sud África que cerró la etapa de sangre de la lucha por problemas de raza; como el cierre a revolver el pasado en todos los países integrantes de la ex Unión Soviética, dando vuelta la hoja a más de cien millones de muertos; de la misma Camboya donde el “khmer rojo” cercenó tres millones de vidas; y de nuestros cercanos hermanos americanos: Chile, Brasil y Uruguay.
De esas veintisiete amnistías históricas, solamente cinco son anteriores a la Constitución de 1853, las restantes corresponden al siglo XX; así lo fueron 17 por leyes, 5 por decretos y 5 por “decreto ley”.
Las veintisiete amnistías las dieron organismos gubernamentales como el Primer Triunvirato, la Asamblea del año XIII, el Congreso General Constituyente de 1826, Congreso Nacional (por primera vez en 1875), y titulares del Poder Ejecutivo (de jure o de facto) y fueron impulsadas por hombres como Chiclana, Sarratea, Paso; Posadas, Martín Rodriguez, Rivadavia, Gorriti, Rosas, Avellaneda, Roca, Rocha, Bernardo de Irigoyen, J.E. Uriburu, Figueroa Alcorta,  Alvear, Justo, Perón, Lonardi  y Cámpora. Y por otro lado alcanzaron a integrantes de muchas revoluciones  como las de 1874, 1880, 1890, 1893, 1930, 1943, 1962 y 1976.
Hubo amnistías sesgadas de parcialidad como las de 1811 y 1814 que dejaron fuera de ella a Saavedra y Campana;  la de 1839 que amnistiaba los emigrados argentinos que no hubieran tomado parte en los disturbios sufridos por la República; la de 1932 como bien fundamentó el senador Palacios; la de 1953 pues otorgaba alcances al Poder Ejecutivo, la del decreto ley 3.433 de  1955 dictado para “exclusivamente los que actuaron en oposición al régimen depuesto”. Y también sesgada la de 1973, donde los amnistiados comenzaron a salir de las cárceles antes de ser aprobada.
La ciudadanía toda debe impulsar a los políticos a  dedicarse a pleno en el presente, a dar la 28º amnistía, como remedio para vivir mejor el futuro, sin por ello desconocer los orígenes históricos del mal. Será impulsar el “bajar el telón” de Frondizi, el perdón a Bruto de los senadores romanos por el asesinato de César, el “ni vencedores ni vencidos” de Urquiza y Lonardi, o el manto de amnistía de Perón.
Esta vigésima octava amnistía permitirá a todos, aun los que alguna vez se equivocaron, a sumarse a la necesaria paz social para el bienestar de todos los habitantes de este suelo. Argentinos no temamos impulsar esta cruzada, los veintisiete ejemplos desde el comienzo de nuestra historia y los numerosos del Mundo, siguen testimoniando generosidad aun con los más equivocados y mostrando que la amnistía es el camino de los pueblos para alcanzar juntos un futuro de sol; pues es bueno que las ovejas descarriadas regresen al rebaño.

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