Publicado en la columna Correo de La Prensa del 27 / 09 / / 2012
Señor director:
Una importante empresa
internacional de sistemas y equipos se instalará en Brasil con una inversión de
500 millones de dólares dando trabajo a
10.000 personas..
Tiempo atrás otra empresa similar, invirtió en ese país 70 millones de dólares, 30 en Chile y cero
en nuestra República por el mal trato recibido por su presidente ejecutivo, que tras 45 minutos de espera para concretar
una entrevista acordada, abandonó la Casa
Rosada.
Como existe en el país unos
8,7 millones de pobres y 2,6 de indigentes tenemos un total de 11,3 millones
de seres que no tienen la posibilidad de
concretar un trabajo en un mercado laboral de muy bajas inversiones, no
interviniendo en la creación de riqueza o haciendo “changas” que la clase media
generalmente requiere para mantenimiento propio o de sus propiedades.
Trabajos hoy acotados porque la alta presión tributaria sobre los
ingresos medios, disminuye o anula su posibilidad de ser fuente creadora de los
trabajos señalados y en segundo lugar no hay inversiones de empresas
extranjeras por la imposibilidad de dar a sus accionistas los dividendos
anuales correspondientes, por estar prohibido remitirlos al exterior, sumado
a una inseguridad jurídica de los
patrimonios invertidos.
Tomando las cifras del primer párrafo surge
que para sacar a nuestras personas de la
pobreza se necesitarían 565.000 millones de dólares, cifra inexistente en el
mercado nacional y por ende necesaria de buscar en el exterior, si tuviéramos
una política económica respetuosa de la
propiedad privada y decidida a reducir
las distintas instancia burocráticas, diseñadas para impedir el
cumplimento de la libertad de comercio que establece la Constitución Nacional.
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