Una práctica que viene de lejos y que ya denunciara en el diario La Nueva Provincia el 20 de agosto
de 2006
Ante la anomia general por revertir
el proceso de decadencia de nuestra Nación, que en poco tiempo ha visto colapsada
la Democracia, muerta la República o desvanecida la Nación, resulta conveniente
repasar el Decálogo de como matar una Asociación, elaborado por la ASQC (siglas en inglés de la Asociación Americana
para el Control de la Calidad)
como descriptivas de conductas de
socios que en caso de generalizarse,
conducen a la extinción de una organización.
La Democracia colapsada porque
primero el voto es comprado o
inducido por consignas que olvidan los
derechos de los habitantes a la vida, la libertad, la propiedad y la búsqueda
de la felicidad y en segundo término no hay frenos para el ejercicio del
gobierno. Muerta la
República porque no hay
división de poderes que permita a los habitantes el cumplimiento de los
derechos establecidos en el artículo 14 de la Constitución
Nacional, y desvanecida la Nación pues el poder central desde lo económico cercena a las provincias el
cumplimiento de sus derechos y deberes como estados anteriores a la misma
Nación y además se está buscando borrar la Historia Nacional,
con todos sus más y menos.
Aquí el término organización abarca desde la
de un consorcio, un club, un partido
o la misma Nación y asociados comprenden a los socios de una organización o a
los ciudadanos de la Nación. Las sentencias originales
fueron adaptadas con tono político, o tuvieron un agregado hecho en cursiva para hacerlas más
descriptivas. Sus enunciados son los siguientes:
1. No buscar nuevos
asociados, porque eso es tarea de otro o
de cualquiera menos yo. O criticar la actividad política gobernante pero
negarse a participar en una agrupación afín a sus ideas.
2.
No asistir a los comicios, ni a las reuniones previas o no asistiendo a reuniones convocadas
por algún asociado o a los actos partidarios o a los recordatorios de las grandes gestas nacionales.
3.
Asistir a las asambleas, pero llegando tarde o retirándose antes de la finalización o
viendo por televisión la gesta celebrada.
4.
No aceptar cargos, porque
es más fácil criticar que hacer, por
eso nunca estar en la lista de los que se postulan para hacer algo por la
asociación, o apoyando a un asociado participante o no participando en acto político opositor.
5.
Murmurar contra los políticos
o funcionarios o contra los demás asociados o desvalorizando el quehacer de no
asociados, pero afines a la asociación, los que con sus más y menos hacen por esas
ideas.
6. Sentirse molesto si no
resulta elegido y si es elegido, no asistiendo a las reuniones. O asintiendo sin mover un dedo para nada ni
abrir la boca para proponer algo.
7.
Contestar que nada tiene que decir, cuando el presidente una
vez terminada la reunión, pide una opinión sobre aquello que debería haberse
hecho, pero expresar posteriormente críticas a
terceros o a los que estuvieron presentes.
8.
No hacer prácticamente nada por la Asociación, pero
comentar que está en manos de camarillas si otro u otros asociados de buena voluntad
se dedican a hacer cosas, o verbaliza
ideas claramente utópicas.
9.
Pagar los impuestos
o las cuotas lo más tarde posible o simplemente, o no pagarlos.
10. Considerar que es mejor
la lucha personal e individualizada, es decir, lo mío, que la de un grupo de
gente que se reúne, Dios sabe para qué.
Eloy Soneyra es doctor en Psicología; reside en Buenos Aires.
No hay comentarios:
Publicar un comentario