Carta Publicada en la columna
Correo de La Prensa
del jueves 19-07-2012
Nuevamente estudiantes del
secundario toman los colegios. En el caso del Carlos Pellegrini el motivo es
que el comedor y el centro de
fotocopìas deje de ser privados, actitud incomprensible pues los que lo
propugnan tienen celulares, pantalones,
remeras camperas y calzados de marcas, muchos fuman, la mayoría van a bailar la
música que propalan equipos electrónicos
de piezas ejecutadas por bandas o cantautores no estatales, o beben gaseosas de
distintas multinacionales y a veces toman bebidas alcohólicas de diferentes
corporaciones.
Además llegan y se van de esos lugares en taxis
o remises que contratan. No toman los colegios para estudiar mejor y aprender
más, buscando que los establecimientos educativos dejen de estar fuera del
primer centenar en un ordenamiento
mundial.
Por otra parte no reparan que cuanto existe en
sus casas, como en la sociedad para la
salud, el confort, la cocina, los
sanitarios, las comunicaciones, los entretenimientos, los medicamentos, son
fruto de empresas privadas dispuestas a proveer a lo clientes de los bienes o
servicios con la calidad que necesitan.
Gracias a esos proveedores en el mundo
desde hace 200 años se viene reduciendo la pobreza. Mala idea de querer ser estudiantes
y cantineros.
A los colegios se va a
estudiar y aprender para ser ciudadanos que en la sociedad brindan su trabajo a
la par que los reciben de otros. La toma suena más a ideológica, descalificadora de los directivos y docentes, desprecio al estudio y falta de respeto
tanto a la propiedad privada, como a la
sociedad.
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