martes, 24 de julio de 2012

Reflexiones sobre el autoritarismo


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Levantaremos horcas en todo el país para colgar a los opositores (8-9-47)
Esa paz tengo que imponerla yo por la fuerza (23-8-47)
Juan Domingo Perón 


Desde los más remotos tiempos la persona con el símbolo del poder,  ha ejercido en muchos casos el autoritarismo, como mecanismo de defensa de una mismidad empequeñecida por un íntimo complejo de inferioridad,

.En psicología de la calidad lo llamamos complejo de Caín, y el autor del libro 1984, lo denomina  complejo de Malbeth recordando al personaje shakesperiano, que para lograr el poder mata al rey, iniciando una larga cadena de atropellos criminales contra los que se ponen o  encuentra  en su camino. Complejo que para Oswell no solo está en personajes como Hitler, Stalin,  sino en cualquier ciudadano. 

Por eso los constitucionalistas estadounidenses establecieron límites para el ejercicio del poder que no podía desconocer los derechos inalienables a la vida, la propiedad, la libertad y la búsqueda de la felicidad. Derechos que devienen de nuestra naturaleza humana y no de una concesión graciosa del "Contrato Social" de Rousseau.  Autoritarismo que se nutre de adlátere, de alabadores del vestido del rey desnudo, de esbirros armados, de beneficiados con las arcas del reino, de voceros ramplones que cantan permanentes glosas de alabanzas al "presirey" déspota. 

Razón por la cual los padres Medina, Suárez y de Vitoria con Santo Tomás establecieron como válido la resistencia a toda autoridad que ejerce un poder no otorgado por el pueblo (como por ejemplo crear inflación, que es un impuesto no determinado por los súbditos).

Y la Constitución en su articulo 29 establece: “El Congreso no puede conceder al Ejecutivo nacional, ni las Legislaturas provinciales a los gobernadores de provincia, facultades extraordinarias, ni la suma del poder público, ni otorgarles sumisiones o supremacías por las que la vida, el honor o las fortunas de los argentinos queden a merced de gobiernos o persona alguna. Actos de esta naturaleza llevan consigo una nulidad insanable, y sujetarán a los que los formulen, consientan o firmen, a la responsabilidad y pena de los infames traidores a la Patria.”

El autoritarismo hispanoamericano nacido en el pasado colonial cimentó una cultura teñida de intolerancia en muchas décadas de nuestra historia, dando lugar al incumplimiento de la ley, al estatismo fascista, al centralismo económico y a no respetar los derechos inalienables de las personas, fomentando con "el dividir para gobernar" desuniones en la sociedad, que no sirvieron para el crecimiento de la calidad de vida para la mayoría de los ciudadanos y si oros para la corona.  

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