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Levantaremos horcas en todo
el país para colgar a los opositores (8-9-47)
Esa paz tengo que imponerla yo
por la fuerza (23-8-47)
Juan Domingo Perón
Desde
los más remotos tiempos la persona con el símbolo del poder, ha ejercido en muchos casos el autoritarismo,
como mecanismo de defensa de una mismidad empequeñecida por un íntimo complejo
de inferioridad,
.En
psicología de la calidad lo llamamos complejo de Caín, y el autor del libro
1984, lo denomina complejo de Malbeth recordando al personaje shakesperiano, que
para lograr el poder mata al rey, iniciando una larga cadena de atropellos
criminales contra los que se ponen o encuentra en su camino.
Complejo que para Oswell no solo está en personajes como Hitler, Stalin,
sino en cualquier ciudadano.
Por eso
los constitucionalistas estadounidenses establecieron límites para el ejercicio
del poder que no podía desconocer los derechos inalienables a la vida, la
propiedad, la libertad y la búsqueda de la felicidad. Derechos que devienen de
nuestra naturaleza humana y no de una concesión graciosa del "Contrato
Social" de Rousseau. Autoritarismo que se nutre de adlátere, de
alabadores del vestido del rey desnudo, de esbirros armados, de beneficiados
con las arcas del reino, de voceros ramplones que cantan permanentes glosas de
alabanzas al "presirey" déspota.
Razón por
la cual los padres Medina, Suárez y de Vitoria con Santo Tomás establecieron
como válido la resistencia a toda autoridad que ejerce un poder no otorgado por
el pueblo (como por ejemplo crear inflación, que es un impuesto no determinado
por los súbditos).
Y la Constitución en su
articulo 29 establece: “El Congreso no
puede conceder al Ejecutivo nacional, ni las Legislaturas provinciales a los
gobernadores de provincia, facultades extraordinarias, ni la suma del poder
público, ni otorgarles sumisiones o supremacías por las que la vida, el honor o
las fortunas de los argentinos queden a merced de gobiernos o persona alguna.
Actos de esta naturaleza llevan consigo una nulidad insanable, y sujetarán a
los que los formulen, consientan o firmen, a la responsabilidad y pena de los
infames traidores a la
Patria.”
El autoritarismo
hispanoamericano nacido en el pasado colonial cimentó una cultura teñida de
intolerancia en muchas décadas de nuestra historia, dando lugar al
incumplimiento de la ley, al estatismo fascista, al centralismo económico y a
no respetar los derechos inalienables de las personas, fomentando con "el
dividir para gobernar" desuniones en la sociedad, que no sirvieron para el
crecimiento de la calidad de vida para la mayoría de los ciudadanos y si oros para la corona.
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