lunes, 9 de julio de 2012

Tributos medievales



 
Hoy como ayer, expoliatorios “tributos medievales”, para que los cortesanos continúen con sus orgías y ágapes de "pizza y champagne" o viajen en lujosas “carrozas aéreas”  hacia todos los rumbos para visitar “presidentes reyes” perpetuados en el poder, sentados  sobre tronos elevados no por la gracia de Dios, sino por la “gracia” del voto del pueblo sometido.

 
Publicado en la columna Correo de La Prensa del 9 de julio de 2012
Nuestros problemas como democracia, República y Nación, devienen esencialmente de configurar una sociedad sin socios comprometidos, que ha permitido el reverdecer de un neomedievalismo con presidentes "reyes", gobernadores "príncipes", intendentes "condes" y legisladores “cortesanos”, defendidos por "sicarios", que  someten por la fuerza a la ciudadanía, transformada en "serviles silenciosos" acollarados con la cadena de miedo.  

Completando el cuadro están los "pregoneros" que lanzan bandos que condenan como verdaderos inquisidores a los disidentes, a la par que los esquilman quitándoles los frutos de su trabajo, o los empobrecen con tributos medievales, ese gravamen que un Estado debía pagar a otro como señal de subyugación, para debilitarlo y mantenerlo sometido. 

Sometimiento que se refuerza descuidando la salud, la educación y la  seguridad de la “plebe”  desprotegida de los vándalos. Una sociedad donde la mendicidad crece,  a la par que crecen las arcas de la "neonobleza" encerrada tras gruesas murallas de expedientes, leyes, decretos, disposiciones que los protegen, a costa de la indefensión de los que quedan fuera, donde unos pocos, por bregar por  los derechos civiles a la de la liberad, a la vida, a la propiedad y a la búsqueda de la felicidad para las personas, son llamados “herejes” que hay que acallar. 

Como si esto fuera poco los malos políticos son los “alquimistas”, en este medioevo siglo XXI, que  con sus fórmulas partidarias no solamente no transforman todo en oro, sino que el oro producido por los pueblos los hacen desaparecer de esos bolsillos

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