martes, 16 de julio de 2013

Verdades sobre la campaña al desierto ordenada por el presidente Avellaneda




Publicada en la columna Correo de La Prensa del 4 de febrero de 2013 como
Cambios nominativos


Señor director:

Atento al artículo 21 de la Constitución nacional que señala. “Todo ciudadano argentino esta obligado a armarse en defensa de la Patria y de esta Constitución, conforme a las leyes que al efecto dicte el Congreso y a los decretos del Ejecutivo nacional”,  en el gobierno del presidente Nicolás Avellaneda fue sancionada la ley 947, que destinaba 1.700.000 pesos para el cumplimiento de la ley de 1867 que ordenaba llevar la frontera controlada efectivamente por el estado argentino hasta los ríos Negro, Neuquén y Agrio. Pues los malones de araucanos y tehuelches  atacaban los pueblos existentes en el sur hasta Río IV, tomando cautivos, llevando como mancebas a centenares de mujeres y miles de cabezas de ganado que  vendían en Chile  o intercambiaban por fusiles Martini-Henry. Esa legislación dio pie a la campaña del desierto, incorporado el territorio indio a la nación, crecieron las poblaciones junto con el incremento de la actividad económica y el surgimiento de leyes como la de educación laica, la del Registro Civil, obras de infraestructura, caminos, kilómetros de ferrocarriles y puertos. Hoy a pesar de haber sido artífice de la República,  la figura del  conductor de la gesta del desierto, desaparecerá de los billetes de 100 pesos para ser reemplazados por los de la señora Eva Duarte de Perón, encumbrada por míticas opiniones que negaban o encubrían dislates como los de la cumbre Franco – Evita, o la existencia de un vestuario importante y numeroso donde no faltaba una estola de martas cibelinas, ni un abrigo de finas pieles, adquiridos por quien solo tenía por ingresos las donaciones  obligadas a su fundación con la que  a lo Robin Hood, repartía bienes de todo tipo a necesitados..




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