Hoy se dice “no hay oposición”, o la “oposición no se une”, olvidando que esto es el resultado de: 1º) una sociedad con pocos socios activos participando en el devenir político, en las internas del Peronismo Federal votó un 1,2 por ciento del padrón; 2º) nuestra dificultad de trabajar en equipo en cualquier área, sea política, sindical, científica o profesional; 3º) una tendencia ciudadana a ser “anti, pues esa posición ideológica se queda sin objetivo cuando cae el opositor; 4º) a decir de Ortega y Gasset: “El argentino tiende a resbalar sobre toda ocupación o destino concreto; no se da a él con plenitud”; 5º) el “no te metás” lleva al ciudadano a sentirse ajeno ante los distintos problemas sociales y políticos; 6º) privilegiar el acuerdo entre muchos caudillos y no en cumplir la Constitución. En síntesis, consolidamos la dispersión política pues sin acordar con los otros, vamos “a la cancha” con diferentes ideas o reglamentos: futbol, básquet, rugby, golf, pelota paleta, tenis, pato, polo, ping pong, waterpolo. Hoy continuando la diáspora de toda nuestra historia, repetimos la dispersión política de la década de 1920 donde el radicalismo se dividió en tres irigoyenistas (Yrigoyen), antipersonalistas (Alem) y paternalistas (Lencina, Cantoni). La izquierda en el Partido Comunista, Partido Socialista Independiente y fuga hacia el antipersonalismo, como muchos conservadores. Por eso ahora en lo nacional, están registradas 498 agrupaciones políticas, de las cuales 51 corresponden a la provincia de Buenos Aires y 47 a la ciudad Capital, o sea existen múltiples oposiciones.
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