Resulta grave equívoco llamar
gobierno al Poder Ejecutivo, pues hacerlo, induce por un lado a atribuirle y
luego pedirle acciones legislaciones y
judiciales, que no le competen y por otra parte en forma lenta o rápida conduce por aquello
del Estado soy yo, a “gobiernos autocráticos”.
Muchos medios inducen a la población
al mismo error, cuando destinan al ejecutivo como gobierno, una crítica a una
disposición ministerial o burocrática, cuando debió señalarse como equivocado
al ministro o funcionario pertinente, con lo cual el necesario reclamo de los
representados a sus representantes muy rara vez se cumple, a la vez que se
lleva a la sociedad a esperar desatinadamente todo del ejecutivo.
También frecuentemente legisladores critican una acción del
ejecutivo diciendo: "Este gobierno..." como si ellos
constitucionalmente no lo fueran. Hecho
grave pues cuando alguien siente que no es parte de algo, termina no siendo
parte de ese algo.. Recordemos las respuestas del filósofo chino Confucio (551 a
479 a.C.)
cuando le preguntaron:
.
-
Maestro si lo dejaran gobernar cuál
sería su primer acto:
- Ciertamente sería corregir el lenguaje.
- ¿Por qué?:
- Porque si el lenguaje no es
correcto, entonces lo que se dice no es lo que se quiere decir, si no se quiere
decir lo que se dice, entonces lo que se debe hacer queda sin hacerse. Si esto
queda por hacerse, entonces se deterioran la moral y las artes. Si la moral y
las artes se deterioran se pierde la justicia y la gente cae en la más completa
confusión. Por lo tanto no debe existir arbitrariedad en lo que se dice. Esto
es más importante que todo lo demás”.
Cada uno de nosotros es
gobernante de nuestras vidas, si hablamos mal, pensaremos mal y así
llegaremos por ejemplo a creer que es
gobierno quien lo es solo parcialmente, dejando de exigirle al poder
legislativo y judicial el cumplimiento de sus funciones, con lo
que el ejecutivo hará lo que quiera, porque equivocadamente piensa que debe
atender a lo que siente la gente y no a acatar la Constitución.
En
psicología se dice “El nombre
conforma al hombre”, así en la vida cotidiana advertimos que el
"Gordo" en la familia o entre amigos responde al apelativo cotidiano
de gordo; y en la historia tenemos
múltiples ejemplos de engrandecimiento
verbal indebido a equivocados jefes de
estado, así llamando “Lord Protector” a Cromwell”, “Mariscal” a Tito, “Líder” a
Perón, “Generalísimo” a Franco, “Führer” a Hitler, “Canciller de Hierro” a
Bismark, como antes en Roma a Augusto se lo llamó “Primero de los Senadores” y
luego “Padre de la Patria”.
En fin una serie de malas consignas verbales que vuelve a gobernantes y
gobernados, en tiranos y tiranizados.
Hecho
grave del mal hablar, que se repite al llamar a nuestro país Argentina, en
lugar de “República Argentina” como lo establece
No hay comentarios:
Publicar un comentario