lunes, 11 de junio de 2012

La República en el mal hablar y en la Constitución



 
Resulta grave equívoco llamar gobierno al Poder Ejecutivo, pues hacerlo, induce por un lado a atribuirle y luego pedirle acciones legislaciones y  judiciales, que no le competen y por otra parte  en forma lenta o rápida conduce por aquello del Estado soy yo, a “gobiernos autocráticos”.    

Muchos medios inducen a la población al mismo error, cuando destinan al ejecutivo como gobierno, una crítica a una disposición ministerial o burocrática, cuando debió señalarse como equivocado al ministro o funcionario pertinente, con lo cual el necesario reclamo de los representados a sus representantes muy rara vez se cumple, a la vez que se lleva a la sociedad a esperar desatinadamente todo del ejecutivo.

También frecuentemente legisladores critican una acción del ejecutivo diciendo: "Este gobierno..." como si ellos constitucionalmente  no lo fueran. Hecho grave pues cuando alguien siente que no es parte de algo, termina no siendo parte de ese algo.. Recordemos las respuestas del filósofo chino  Confucio (551 a 479 a.C.) cuando le preguntaron:
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-    Maestro si lo dejaran gobernar cuál sería su primer acto:
-    Ciertamente sería corregir el lenguaje.
- ¿Por qué?:
- Porque si el lenguaje no es correcto, entonces lo que se dice no es lo que se quiere decir, si no se quiere decir lo que se dice, entonces lo que se debe hacer queda sin hacerse. Si esto queda por hacerse, entonces se deterioran la moral y las artes. Si la moral y las artes se deterioran se pierde la justicia y la gente cae en la más completa confusión. Por lo tanto no debe existir arbitrariedad en lo que se dice. Esto es más importante que todo lo demás”.

Cada uno de nosotros es gobernante de nuestras vidas, si hablamos mal, pensaremos mal y  así llegaremos  por ejemplo a creer que es gobierno quien lo es solo parcialmente, dejando de exigirle al poder legislativo y judicial el cumplimiento de sus funciones, con lo que el ejecutivo hará lo que quiera, porque equivocadamente piensa que debe atender a lo que siente la gente y no a acatar la Constitución. 

 En psicología se  dice “El nombre conforma al hombre”, así en la vida cotidiana advertimos que el "Gordo" en la familia o entre amigos responde al apelativo cotidiano de gordo;  y en la historia tenemos múltiples  ejemplos de engrandecimiento verbal indebido a equivocados  jefes de estado, así llamando “Lord Protector” a Cromwell”, “Mariscal” a Tito, “Líder” a Perón, “Generalísimo” a Franco, “Führer” a Hitler, “Canciller de Hierro” a Bismark, como antes en Roma a Augusto se lo llamó “Primero de los Senadores” y luego “Padre de la Patria”. En fin una serie de malas consignas verbales que vuelve a gobernantes y gobernados, en tiranos y tiranizados.

         Hecho grave del mal hablar, que se repite al llamar a nuestro país Argentina, en lugar de  “República Argentina” como lo establece

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